Cómo aplicar el Mindfulness para llevar el día a día

El ritmo acelerado de nuestro día a día, así como las innumerables tareas con las que debemos cumplir, nos lleva a estar en medio de un espiral colmado de sensaciones, preocupaciones y sentimientos con los que se nos hace difícil lidiar. Al final de nuestros días, quedamos agotados por la ardua carrera contra el tiempo que sólo nos deja estrés y desconexión emocional.

Los beneficios del mindfulness

Es posible que te digas a ti mismo(a) para convencerte que, de no llevar este ritmo, no podrías completar con éxito todas los compromisos del día a día pero, ¿qué pensarías si te digo que puedes ejecutar todas tus tareas, aun con mejores resultados, sin poner en riesgo tu salud mental y física?

En esto consiste el Mindfulness, práctica basada en la meditación Budista Oriental, cuya finalidad es mantener la atención plena y consciente del momento presente, se trata de estar en el “Aquí” y “Ahora” siempre.

Incorpora el Mindfulness a Tu Rutina Diaria:

Asumir el Mindfulness como filosofía de vida es una excelente opción y no debes realizar mayor esfuerzo o suspender tus actividades, de hecho, lo ideal es que incorpores esta práctica a cada área de tu vida.

Medita

Escoge al menos cinco (5) minutos al día para realizar una pequeña meditación, toma asiento y adopta una postura correcta pero con la cual te sientas relajado y concéntrate en tu respiración. Toma el aire a través de tu nariz, llévalo hasta tu abdomen y suéltalo por la boca, enfócate en el ritmo de tu respiración y has consciencia de tu cuerpo. Si te asaltan pensamientos que no estén asociados con el momento actual, déjalos ir y concéntrate nuevamente en tu respiración.

La meditación, además de traer calma a tu vida y disminuir el estrés, contribuye a incrementar tus niveles de concentración y atención. Meditar, además, te ayuda a conseguir: Bienestar emocional, tener un sueño tranquilo, disminuir la tensión a nivel corporal, reducir la presión sanguínea, fortalecer tu memoria y a experimentar un mejor estado anímico.

Respira de forma consciente

Al despertar, toma los primeros minutos para estirarte, dar gracias por el nuevo día y concéntrate en tu respiración, siente como fluye el aire a través de tu cuerpo y observa el ritmo. Programa en tu teléfono móvil varias alarmas distribuidas a lo largo de tu día para que cada vez que suenen dediques al menos un minuto a la respiración consciente.

Mientras respiras, revísate, ve cómo te sientes y observa tus pensamientos sin juzgar de ninguna manera lo que esté sucediendo.

Enfoca tu atención

Mientras estés ejecutando cualquier labor, utiliza la atención plena y enfócate al 100% en esa tarea y en todos aquellos movimientos que empleas para concretarla, así como en los sonidos que se presentan en el entorno. En caso de que aparezcan otros pensamientos que no se correspondan con el momento presente, descártalos y vuelve a dirigir toda tu atención a lo que estas realizando.

Una cosa a la vez

Las presiones del día a día nos llevan a ejecutar, en más de una ocasión, varias tareas a la vez, lo cual nos hace alejarnos del foco de atención. Planifica el día de tal manera de ir alejando de tu vida ese mal hábito y aprende a realizar una cosa a la vez.

Dos espacios para la preocupación

Si algunas situaciones no resueltas elevan tus niveles de ansiedad y a lo largo del día aparecen esos pensamientos intrusivos, disminuyendo tu paz y productividad, establece unos minutos al día dedicados exclusivamente a la preocupación, los cuales puedes distribuir entre la mañana y la tarde, de resto, déjalos ir.