¿Podría la fibromialgia ser una enfermedad progresiva? A pesar de ser una de las principales afecciones que afectan los músculos, las articulaciones y los huesos, los profesionales médicos de todo el mundo no clasifican el trastorno crónico como «progresivo». Sin embargo, quienes padecen fibromialgia creen que sus síntomas empeoraron a través de los años y estas podrían ser seis fases de la fibromialgia.
La fibromialgia no tiene una causa definitiva, pero, las posibles causas pueden incluir:
- Ser mujer
- Condiciones preexistentes (por ejemplo, artritis)
- Tener un trastorno del estado de ánimo (por ejemplo, ansiedad o depresión)
- Sufrir abuso físico o emocional en el pasado (PTSD)
- Bajos niveles o inexistencia de actividad física
- Otros miembros de la familia también tienen la condición crónica
6 fases de la fibromialgia, una enfermedad progresiva
Cualquiera sea la causa, la comunidad de la fibromialgia es quien está experimentando los síntomas de primera mano. En general, han llegado colectivamente a las llamadas etapas de la fibromialgia. Algunos creen que hay menos, mientras que otros están convencidos de que hay más, pero esta lista compilada originalmente incluye seis que, si bien no será literalmente igual para todas las personas, sí, por lo general, suceden de alguna u otra forma de esta manera.
Estas fases, no tengas miedo, son para entender más cómo suele progresar esta enfermedad que afortunadamente no es mortal y puede de diferentes maneras ser sobrellevada. Es para que puedas darte cuenta si es lo mismo que te ocurre y te abra el panorama para poder actuar en consecuencia. Sí molesta y paraliza en ocasiones, pero si conoces bien tu cuerpo y estás decidida a sobrellevar la carga, encontrarás las maneras de hacerlo.
Si al leer los siguientes puntos ves que estás pasando por esto y no sabías que sucedía en tu cuerpo, puedes ir considerando ir a consultar con tu médico sobre la fibromialgia y saber si lo que te sucede a ti es esto u otra enfermedad del mismo espectro que puede ser autoinmune. La buena noticia es que, se puede gestionar bien, y a veces, hasta sin medicamentos.
1. Dolor, fatiga e inflamación inexplicables
Al principio, no es tan malo. El aumento de la hipersensibilidad y el aumento de la fatiga es algo con lo que puedes vivir … por ahora. Empiezas a dormir siestas y sabes que eso lo remedia; bebes té de manzanilla o de lo que sea para intentar mejorar el sueño y la digestión o usas lociones sin fragancia para calmar tu piel caliente.
Algunas veces esas cosas ayudan, pero, la mayoría de las veces, no lo hacen. Tienes responsabilidades y compromisos, así es que te empujas a través del dolor y la fatiga con o sin medicamento para bajar los dolores, porque nadie te cree que realmente la estás pasando mal con tu cuerpo.
El punto es que sabes que algo está sucediéndote: no hiciste ejercicio y pareciera que siempre estás como después de haber hecho la rutina de ejercicios más pesada de tu vida; estás con una sensación de tener gripa todo el tiempo y no te ha agarrado ningún virus; comes lo mismo que siempre has comido y siempre, pero siempre tienes tu vientre inflamado. Todo está siendo diferente en el funcionamiento de tu cuerpo y exige ser investigado.
2. Realización de que es crónico
Tu dolor y fatiga se están convirtiendo en un problema cotidiano ahora. Has ido a ver a tu médico para consultar sobre todos esto y termina dándote algo para remediar los dolores y la mala digestión, sin darte el tan deseado diagnóstico porque ya quieres saber realmente qué diablos te sucede.
Definitivamente, el estrés o las hormonas no puede ser, aunque influyen mucho en los dolores. Esto comienza a oler mal después de que todas tus visitas al médico se están haciendo un hábito y no son fructíferas.
Entiendes que el sistema médico realmente no era tan bueno como pensabas, que incluso, tú podrías saber más que ellos en esta etapa de tu vida porque no te quedó más remedio que investigar por tu cuenta, y después de tanta búsqueda, te das cuenta de que lo tuyo podría ser algo crónico llamado: fibromialgia.
Es así que, ya has descubierto la palabra mágica que tanto querías que un médico certificado te la dijera, pero que no estaba en su acervo, y es la fibromialgia. Tienes suerte después de todo, hace algunos años, era peor: tenías que explicarle a tu médico sobre el tema.
3. Lastimada constantemente y siempre cansada
Pareciera que por más que quieres estar bien ya es parte de tu día a día levantarte así, y ya con un posible diagnóstico, parece que esto va en serio.
Estás evitando cada vez más las salidas y eventos, funciones familiares e incluso lugares de reunión con amigos. Te empieza a dar flojera divertirte incluso y empiezas a fantasear más seguido con ir a la cama a descansar. El dolor en las articulaciones y los dolores musculares te vuelven cauteloso al contacto físico con cualquier cosa o con cualquier otra persona; otras personas también comienzan a darse cuenta.
No puedes abrir los frascos tan fácil como antes, te duelen los pies mucho más y a estas alturas, tomar analgésico o lo que sea para el dolor es casi una constante si no, no rindes, aunque aún hay rachas buenas en las que no necesitas tanto de remedios, sin embargo, deseas saber qué hace que esas rachas te mantengan más o menos bien y no terminas de saberlo aún.
Tu falta de sueño y tu pobre concentración están afectando seriamente tu rendimiento. Si eres empleada o trabajas por tu cuenta, la preocupación de perder tu trabajo o de no poder proveerte a ti misma (y mucho menos a tu familia) está generando más ansiedad y depresión. Eso si no tienes otra opción que trabajar para generar ingresos, de otra manera, si tienes la opción de no trabajar, puede que ya estés literalmente pasando más tiempo acostada.
4. Sentimientos de dolor implacables
Si todavía tienes un trabajo, empiezas a faltar más. La combinación de dolor y estrés físico y emocional es debilitante. Pasas la mayoría de cada día en la cama. De vez en cuando experimentarás un día milagroso, una ventana de tiempo donde los brotes de fibromialgia son mínimos o inexistentes.
Pero la inflamación, la depresión y la fatiga vuelven. Tus amigos comienzan a planificar salidas sin ti y algunos miembros de la familia comienzan a molestarte por no querer hacer nada. Simplemente, no entienden lo que estás experimentando.
Es durante esta etapa de la fibromialgia que la depresión realmente puede establecerse y durar mucho tiempo si no se controla, por eso, en esta etapa se sugiere que realmente tengas con quien sujetarte y que sepan de la enfermedad, puede ser familia, compañero, pareja o amigos a quienes les importas, es esencial para mantenerte con ganas de seguir.
5. Te ha costado tu educación, trabajo y relaciones
Si eres empleada, estás explorando cómo comenzar con el ingreso por incapacidad permanente y las historias de otros pacientes con fibromialgia a quien se les niega aumenta tu estrés y ansiedad. Durante años, has sido madre y ahora, de repente, crecieron los hijos y eres tú quien necesita cuidados constantes.
Todavía tienes sueños y pasiones, pero estás tan cansada y con demasiado dolor físico y emocional como para perseguir cualquier cosa. Una ventaja es que las personas que padecen fibromialgia pueden identificarse contigo y la comunidad sigue siendo de gran ayuda, puesto que, son capaces de entenderte mucho más que tu familia que no vive en carne propia lo que sientes. Aparte, puedes saber que puedes contar con ellos y aprender de estrategias para superar los impedimentos.
6. La fibromialgia es tu estilo de vida
Has estado viviendo con fibromialgia durante mucho tiempo, sin embargo, es algo a lo que nunca pareces acostumbrarte. Las tareas diarias más simples como vestirse o cepillarse los dientes requieren una gran cantidad de esfuerzo.
Cualquier medicamento antiinflamatorio y otros analgésicos están haciendo más daño que bien, ayudando a remediar la situación, pero dejándote plagada de efectos secundarios no deseados. Tus verdaderos amigos y familiares son bendiciones increíbles, pero, aun así, te sientes como una carga. Ningún especialista o medicamento parece ayudar. No sabes qué hacer, pero sabes en el fondo que sí hay maneras de darle solución.
¿Qué cosas pueden ayudar a los síntomas de fibromialgia?
Las etapas pintan una imagen sombría, pero una de las mejores cosas que puedes hacer es encontrar un sistema de apoyo fuerte y amoroso. Eso va a ser importante tenerlo, pues el apoyo moral y emocional es indispensable para que esto pueda ser llevadero, que lo puede ser.
Además, a los individuos con fibromialgia a menudo se les receta una lista cada vez mayor de medicamentos. Si aceptas o no tomarlos es tu elección, por supuesto. Pero, hay algunos tratamientos alternativos efectivos que tal vez quieras considerar porque son realmente efectivos:
- Aumenta tus niveles de magnesio para calmar los dolores musculares.
- Toma melatonina para ayudar a mejorar el sueño.
- Consume una dieta antiinflamatoria para aliviar el dolor en las articulaciones. (La dieta es muy importante y podría ayudarte mucho a mitigar la inflamación).
- Mantén un registro de tus crisis de fibromialgia porque nadie conoce tu cuerpo mejor que tú.
- Gestiona tus hormonas. Este punto es importante, sobre todo si eres mujer, ya que, si tus hormonas no están en equilibrio, los síntomas de la fibromialgia, serán más fuertes.
- Cuida tu salud mental porque una vez que te rindes, es más difícil recuperarte. Recuerda, puede ser llevadera esta enfermedad y sobre todo: no es mortal.