El día de un niño está salpicado por rutinas, es decir, gestos y eventos que se repiten todos los días en el mismo orden y, a menudo, a la misma hora. Cuanto más predecible sea su vida diaria, más seguro se sentirá tu hijo.
Sensación de seguridad y autonomía
Durante las rutinas, se satisfacen algunas de las necesidades esenciales de tu hijo (sueño, higiene, comidas, etc.). Pero las rutinas van más allá del cuidado físico. Gracias a estas, tu hijo se siente tranquilo, aprende a cuidar su cuerpo e incorporará buenos hábitos.
Las rutinas claramente establecidas tranquilizan al niño, porque le permiten saber qué pasará y llegar a tiempo. Por ejemplo, la rutina de dormir puede ayudar a que el niño se duerma, porque tiene que estar tranquilo y tener confianza para poder hacerlo. Cuando un niño conoce los pasos de la rutina que precede al sueño, se duerme más fácilmente, porque se siente seguro.
A través de las rutinas, un niño aprende gradualmente a cuidarse a sí mismo: va solo al baño, se lava las manos, se lava los dientes, se viste, etc.
Los secretos de una buena rutina
Puedes utilizar diferentes horas del día para planificar las rutinas. Entre los más importantes, está la rutina de la mañana (qué hacer antes de irse a la escuela) y la rutina de la noche (qué hacer antes de irse a la cama). Pero también puede facilitar otras actividades diarias mediante la planificación de rutinas, por ejemplo, para comidas y ordenamiento de juguetes.
Consejos para desarrollar rutinas efectivas
- Sé constante: La rutina debe hacerse de la misma manera todos los días a la misma hora. Ponte de acuerdo con el otro padre para seguir la misma rutina.
- Mantén las cosas simples: No pongas demasiados pasos en la rutina para que tu hijo pueda recordar fácilmente qué hacer.
- Se flexible: Una buena rutina debe adaptarse al desarrollo de tu hijo. Por ejemplo, si ahora puede atarse el abrigo solo, esta pequeña tarea se puede agregar a su rutina matutina antes de ir a la guardería o la escuela.
- Sirve de modelo: Demuéstrale a tu hijo que también estás siguiendo ciertas rutinas. Por ejemplo, cuando es el momento de ordenar, puedes ordenar la cocina mientras tu hijo lo hace con sus juguetes.
- Involucra a tu hijo: Si siente que tiene algún control sobre su rutina, tu hijo participará más fácilmente. Por ejemplo, pregúntale si quiere escuchar su historia antes o después del baño.
Por otro lado, si no sigue la rutina, debe saber que habrá alguna consecuencia. Por ejemplo, si se niega a elegir su ropa para el día siguiente, debe entender que eres tú quien decidirá por él.
Beneficios de las rutinas escolares
A través de las rutinas, tu hijo aprenderá a organizar y desarrollar formas de hacer las cosas que él o ella puede usar en la escuela. Por ejemplo, vestirse solo para salir, lavarse las manos después de ir al baño y guardar los juguetes cuando haya terminado de jugar.
Cuando tu hijo tiene una rutina en casa, también se le hará más fácil seguir las instrucciones en la escuela y llevarse bien con los demás. Además, un niño que tiene seguridad y confianza a través de las rutinas estará más dispuesto a aprender cosas en clase.