Gracias a las redes sociales, a la facilidad de enviar y recibir mensajes, a la exposición indirecta que tenemos incluso con lo que compartimos, a muchos de nosotros hoy en día nos resulta difícil poner fin a las relaciones; nos encanta «espiar» la vida de nuestra expareja y, del mismo modo, es fácil dejarlos entrar en la nuestra.
Una relación inacabada es cuando vivimos y actuamos en nombre del pasado
Este es el pasado que llevamos al presente y arrastramos a nuestro futuro. Este es considerado el fenómeno de las relaciones emocionalmente incompletas.
Las relaciones pueden volverse inconclusas debido a la falta de comunicación necesaria para cerrar las cosas. El momento principal de incompletitud de la relación es algún tipo de falta de palabras hasta el final. Muchas veces el último diálogo, la palabra final, el acuerdo mutuo de cierre, solo queda en nuestra cabeza.
Hay mucho silencio y esto deja un sentimiento de una situación no cerrada. Tal sentimiento puede atormentar durante mucho tiempo. Esto puede ser no solo en una relación con un ser querido, sino también en relaciones con amigos cercanos, con padres. La sensación de algo importante y no hecho.
Se genera un sentimiento de frustración
Lo que no cerramos antes o lo que no hicimos: un negocio importante, no compramos algo, no entramos en alguna universidad, no cumplimos nuestro sueño, etc. Y hay mucho de estos residuos en nuestra percepción del futuro. Especialmente si no hay otras relaciones en tu vida.
A menos que haya aparecido una persona interesante en tu vida que te atraiga a algo nuevo, seguramente estarás enfocándote cada vez en lo pasado.
Volveremos a repetir situaciones similares
Los psicólogos dicen sobre las relaciones o los sentimientos inconclusos que son: «esqueletos en el armario». Realmente nos impiden entablar nuevas relaciones fácilmente, sin asociaciones negativas con el pasado.
Por ejemplo, si no has podido cerrar el ciclo con una expareja, por falta de diálogo, o porque la comunicación simplemente no existía, es probable que hayas sentido que no serías correspondido.
Este episodio del pasado afecta inevitablemente a tu presente. Los sentimientos que quedaron a partir de ese momento: decepción, miedo, impotencia, exigen un regreso a la situación pasada. Y hacen que todas las relaciones posteriores sean similares a las anteriores.
Nuestro cerebro necesita vivir la experiencia de principio a fin
La peculiaridad de la psique es tal que no podemos olvidar y dejar ir una situación o una persona hasta que no se hayan vivido todas las emociones en relación con ella. Solo entonces la relación terminará para nosotros y llegará el alivio.
Este fenómeno se llama efecto Zeigarnik, que fue descubierto en la década de 1930 mediante un divertido experimento.
Se constató que los camareros recordaban en detalle los alimentos y bebidas pedidos por los clientes que aún no habían pagado la factura, aunque el pedido se hubiera realizado hace varias horas (situación inconclusa). Sin embargo, los platos y bebidas de aquellos clientes que ya habían pagado la cuenta, aunque hubiera pasado hace cinco minutos, los camareros presentaban problemas para recordarlos o no recordaban nada (situación completada).
Las relaciones inconclusas pueden perduras mucho tiempo, incluso camuflarse o parecer superadas, pero de alguna u otra manera pueden afectar nuestras decisiones a futuro, no solo respecto a las relaciones de pareja, sino incluso la relación que podemos tener con nosotros mismos y con nuestro bienestar.