Los movimientos del yoga tienen la particularidad de ser beneficiosos para dolencias comunes del cuerpo, determinadas poses pueden ser un gran alivio para ciertos padecimientos, como en el caso del dolor de espalda.
En este artículo hablaremos sobre la asana, que de una sola vez ayudará a eliminar el estrés, la ansiedad y también aliviará el dolor de espalda.
Todos buscamos la paz y luchamos por la armonía con el mundo, o al menos con nosotros mismos. Sin embargo, existen millones de factores que nos impiden hacerlo al máximo: el estrés, el dolor, las adversidades de la vida, los malos pensamientos y mucho más.
Solo deshaciéndose de ellos o ahogándose por un tiempo, puede lograr la armonía. Hay muchas formas de hacerlo, pero una de las mejores, en nuestra opinión, es practicar yoga.
Asana de yoga para tratar el dolor de espalda
Malasana, o pose de guirnalda, es una de las asanas de yoga que tiene un efecto complejo en el cuerpo. Ayuda a deshacerse del estrés, ganar fuerza y refrescarse.
Si realizas la asana regularmente, también puede deshacerte del dolor de espalda, estirar la columna vertebral, tensar los músculos abdominales y perder peso.
Esta pose, al igual que otras asanas, da una sensación de paz, confianza y relajación, por lo que se recomienda realizarla en situaciones de estrés.
Con la ejecución regular de malasana, una persona deja de estar perturbada por problemas menores, se vuelve más tranquila y equilibrada.
Malasana también ayuda a vigorizar y refrescar el cerebro. Esta asana es buena para las mujeres, porque ayuda a eliminar las irregularidades menstruales.
Malasana se adapta perfectamente a todos los cambios en el cuerpo relacionados con la edad: exceso de peso y depósitos de grasa en la parte inferior del abdomen.
Además, la postura de la guirnalda te permite deshacerte del dolor artrítico en la espalda y los tobillos, fortalecer la columna vertebral y sentirte ligero. Y todo gracias a un ejercicio.
¿Cómo se realiza esta postura de yoga?
Párate derecho, separa los pies a la altura de las caderas. Luego, inclínate profundamente hacia adelante, girando los pies hacia afuera con los dedos de los pies.
Posteriormente, comienza a ponerte en cuclillas lentamente, flexionando las rodillas. Los glúteos descienden al suelo tanto como sea posible y los talones no se despegan del suelo.
En este caso, las rodillas deben desplegarse más. Idealmente, deberían estar al mismo nivel que los dedos de los pies. Estira los brazos hacia adelante, luego presiona los codos contra la parte interna de las rodillas y junta las palmas de las manos. El coxis debe apuntar hacia abajo, la espalda debe estar recta. Respira uniforme y profundamente.
Es importante sentirnos cómodos. Comienza a presionar los codos contra las rodillas y resiste con las rodillas. Estira el pecho, alejándolo del ombligo. Permanece en la asana de 5 a 10 respiraciones. Después de liberar tus manos, levanta tu cuerpo y descansa.