Es posible que hayas visto numerosas publicaciones y comerciales acerca de la hepatitis C crónica (VHC) y por una buena razón. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), hasta 3.9 millones de personas tan solo en los Estados Unidos pueden tener la forma crónica de este virus.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 70 millones de personas se ven afectadas en todo el mundo.
¿Qué es exactamente el VHC crónico? En pocas palabras, se refiere a la inflamación continua de tu hígado. Pero puede provocar síntomas en todo el cuerpo. Con el tiempo, vivir con esta afección puede hacer que tu cuerpo sea especialmente vulnerable a complicaciones graves de salud.
El VHC se transmite a través del contacto con la sangre. Raramente se transmite a través del contacto sexual de alguien infectado con el virus. En última instancia, esta infección provoca inflamación del hígado y una serie de otros problemas que pueden dañar gravemente tu salud.
La hepatitis C y sus efectos en el organismo
El virus tiene dos etapas, aguda y crónica. La etapa aguda ocurre dentro de los seis meses posteriores a la exposición al virus. Para algunos, esta es una enfermedad a corto plazo. Pero según los CDC, la mayoría de las personas, alrededor del 75 al 80 por ciento, desarrollarán VHC crónico.
Esto significa que puede durar toda la vida. La mayoría de las personas no se dan cuenta de que tienen el virus hasta que comienzan otros síntomas dentro de su cuerpo.
Aunque los virus de la hepatitis A, B y C causan hepatitis, son tres virus muy diferentes.
El hígado
El trabajo del hígado es procesar la sangre y filtrar las toxinas de tu cuerpo. Produce proteínas, componentes sanguíneos importantes y bilis, la cual ayuda a digerir los alimentos. También almacena glucosa y vitaminas. El VHC causa inflamación que interrumpe la capacidad del hígado para realizar estas funciones vitales.
Los primeros síntomas pueden ser leves y fácilmente descartados, pero el tratamiento temprano es fundamental para prevenir daños graves. Cuando ocurre una infección crónica, con el tiempo puede causar cirrosis o cicatrización del hígado.
A medida que avanza el VHC, pueden aparecer síntomas como problemas de la piel, trastornos sanguíneos y pérdida de peso. También pueden ocurrir resultados peligrosos como el daño hepático severo, cáncer de hígado e insuficiencia hepática.
Un análisis de sangre puede medir los anticuerpos contra el VHC en el torrente sanguíneo. Si tienes anticuerpos, significa que has estado expuesto al virus. En la mayoría de los casos, deberás realizar un segundo análisis de sangre para que tu médico confirme que hay una infección por VHC.
Sistema digestivo
Tener un hígado sano es crucial para tu salud, ya que es compatible con muchos otros sistemas del cuerpo. Una de las funciones del hígado es producir bilis, una sustancia necesaria para descomponer las grasas. Tu cuerpo almacena la bilis en la vesícula biliar y luego la envía a la sección inicial del intestino delgado cuando sea necesario.
La bilis se combina con ácidos estomacales y fluidos digestivos del páncreas, que ayudan a los intestinos a absorber nutrientes en el torrente sanguíneo.
El VHC puede dificultar severamente la capacidad del hígado para producir bilis. La producción pobre de bilis puede dificultar e incomodar la digestión de alimentos grasos. También podrías sentir algo de dolor en todo el abdomen debido a una acumulación de líquido en el estómago.
Esto se conoce como ascitis. Ocurre cuando el hígado dañado no produce suficiente albúmina, una sustancia que regula la cantidad de líquido en las células.
Otros síntomas digestivos incluyen:
- Náuseas
- Vómitos
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso
- Heces pálidas o de color arcilla
El dolor severo puede darse si tu vesícula biliar se inflama por el VHC. Esta es una causa extremadamente rara de inflamación de la vesícula biliar y solo ocurre en la etapa aguda del virus.
Sistema nervioso central
Cuando tu hígado no filtra las toxinas de la sangre, puede dañar el sistema nervioso central. Esto puede conducir a una variedad de síntomas como aliento con olor dulce o mohoso, dificultad con las habilidades motoras pequeñas y trastornos del sueño. Los ojos y la boca secos a veces se asocian con el VHC.
Una acumulación de toxinas en el cerebro puede causar:
- Confusión.
- Olvido.
- Falta de concentración.
- Cambios de personalidad.
Los síntomas avanzados incluyen:
- Temblor anormal.
- Agitación.
- Desorientación.
- Habla arrastrada.
Los casos severos pueden causar un coma.
Sistema circulatorio
Además de filtrar toxinas, el hígado también produce proteínas necesarias para tener una sangre saludable y ayuda a regular la coagulación de la sangre. Un hígado que funciona mal puede crear problemas de flujo sanguíneo y aumentar la presión en la vena porta (principal) que conduce al hígado.
Esto puede provocar hipertensión portal, que puede obligar a la sangre a encontrar venas alternativas. Estas venas pueden estallar y causar sangrado varicoso. Esta es una hemorragia interna severa.
Un hígado que funciona mal no puede absorber, transportar y almacenar hierro de manera adecuada. Esto puede provocar anemia.
Sistema tegumentario (piel, cabello y uñas)
La hepatitis C está asociada con una amplia variedad de problemas de la piel. Algunas condiciones comunes incluyen tener hematomas fácilmente, pérdida de pigmento de la piel, erupciones cutáneas y picazón. La bilirrubina es una sustancia importante que proviene de la descomposición de la hemoglobina.
Cuando el hígado no puede hacer su trabajo, la bilirrubina puede acumularse y causar ictericia, o el color amarillento de la piel y el blanco de los ojos. La función hepática deficiente también puede conducir a una nutrición deficiente. Esto conduce a un crecimiento inadecuado del cabello y las uñas también.
Sistemas endocrino e inmune
El sistema endocrino regula las hormonas. Como parte del sistema endocrino, la glándula tiroides administra hormonas al torrente sanguíneo. Algunas veces, el VHC puede hacer que el sistema inmunológico ataque o dañe por error el tejido tiroideo. Esto puede conducir a:
- Hipertiroidismo (tiroides hiperactiva), que puede causar trastornos del sueño y pérdida de peso.
- Hipotiroidismo (tiroides poco activa), que puede causar fatiga y aumento de peso.
Un hígado sano también ayuda a controlar cómo se usa el azúcar en el cuerpo. La incapacidad del cuerpo para controlar los niveles de azúcar puede provocar diabetes tipo 2.