Por qué deberías practicar yoga después de cumplir 50 años

¿Estás tratando de mantener tu mente aguda, incluso bajo la presión del estrés, la edad y la enfermedad?

Mantener tu cerebro en plena forma es vital no solo en tu mejor momento, sino también a medida que sigues cumpliendo años. Aquí es donde el yoga puede ser la respuesta.

Por supuesto, sabes que practicando yoga puedes mejorar significativamente tu salud y mejorar tu bienestar. Pero, ¿sabías que el yoga también ayuda a mejorar el rendimiento cerebral, la concentración y la memoria?

Beneficios del yoga después de los 50 años

Muchos se detienen ante la imagen estereotipada predominante del yoga como algo prohibitivamente complejo. Nos apresuramos a tranquilizar: no es necesario pararse de cabeza o meditar durante horas.

Recuerda: el yoga no es una competencia, no hay fuertes y débiles, ganadores o perdedores. Es tan bueno que puede dar para mucho, independientemente del nivel de forma física.

5 ejercicios de yoga especiales para mujeres de más de 50 años

Es importante practicar yoga regularmente, combinando varios ejercicios con técnicas de respiración profunda.

Para aumentar la concentración, en el yoga se utilizan posturas invertidas: el flujo de sangre se dirige a la cabeza, proporcionando al cerebro una nutrición suficiente.

Aquí hay una descripción general de asanas simples que ayudarán a mejorar tu memoria, deshacerte de las migrañas e incluso compensar la falta de inspiración.

1. Tadasana (postura de la montaña)

Esta postura le enseña a uno a pararse con una estabilidad majestuosa, como una montaña. Ayuda a encontrar el equilibrio, mejora la postura y también puede aliviar los dolores de cabeza y el insomnio.

Párate derecho con los pies juntos. Relaja tus músculos abdominales. Tira de los hombros hacia atrás y relájate también. Mantén la barbilla recta, sin bajarla ni levantarla.

Enderézate como si estuvieras siendo jalado por la parte superior de su cabeza. Cierra los ojos, respira lenta y profundamente. Mantenga esta posición durante 40-60 segundos.

2. Adho Mukha Svanasana (perro boca abajo)

Una postura de yoga clásica que abre los hombros y los pulmones y estira los músculos de la cadera. Debido a la posición de la cabeza (estará por debajo del nivel del corazón), esta asana crea un efecto calmante.

Poniéndote a cuatro patas, apoya las palmas de las manos en el suelo y estira las piernas, levantando los glúteos. Trata de mantener la espalda y las piernas rectas. Si te falta flexibilidad, dobla ligeramente las rodillas. El peso corporal debe distribuirse entre los pies y las manos.

Prasarita padottanasana (pie extendido)

La postura más estable y accesible en yoga es la inclinación con las piernas separadas. Al alargar la columna, la postura alivia la tensión en la zona lumbar y mejora el estado de ánimo.

Separa las piernas a una distancia de dos hombros. Coloca las palmas de las manos en la base de los muslos. Inclina su cuerpo recto hacia adelante, coloque las manos en el suelo en línea con los pies, estira la espalda hacia adelante, respira un poco, baja la coronilla al suelo en línea con las palmas de las manos y los pies. Permanece en esta posición con respiración uniforme durante 20-30 segundos.

4. Paschimottanasana (flexión de la pierna sentada)

Paschimottanasana es una postura de yoga terapéutica para la columna vertebral. Elimina el encorvamiento de la columna, rejuvenece los nervios de la columna vertebral.

Siéntate sobre los glúteos, estira las piernas. Apunta los dedos de los pies hacia ti, presiona la parte posterior de las rodillas contra el piso. Sujeta las espinillas o las rodillas con las manos, donde llegan las manos con la espalda recta.

Ayudándote con las manos, estira la espalda hacia delante y hacia arriba (¡pero no hacia abajo!), alargando la columna.

Luego relaja la espalda y bájala lo más bajo posible hasta los pies, sin dejar de estirar la parte superior de la cabeza hacia adelante. Brazos, cuello, hombros, tanto como sea posible. Respira libremente durante 30-60 segundos.

5. Halasana

Al realizar halasana, se lleva a cabo una poderosa estimulación de los plexos nerviosos y los nervios asociados con la parte frontal de la columna vertebral.

Acuéstate boca arriba, estira los brazos rectos a lo largo del cuerpo. Con una exhalación sin la ayuda de las manos, trata de rodar por sobre ti (hazlo con ayuda si estás comenzando)

Mueve los pies detrás de la cabeza. Coloca tu peso sobre los omóplatos, ¡pero nunca sobre el cuello! Sostente con los pies, tira de los talones más hacia atrás y la espalda curva hacia el otro lado. Endereza y estirar las piernas. Respira uniformemente, relajando la parte inferior del abdomen. Permanece en esta posición durante un minuto, o lo que aguantes al comienzo.

Algunos de estos ejercicios deben practicarse con la ayuda de un profesional, la intención es que los tengas en cuenta, pero los practiques con cuidado.