Existe una postura de yoga, conocida como Halasana, la cual ha demostrado tener gran efectividad, practicada regularmente, para ayudarnos a reparar el hígado.
El papel del hígado en el cuerpo humano es difícil de sobreestimar. El ámbito de sus funciones es amplio y variado. Después de todo, es el hígado el que representa la parte principal de la lucha contra diversas toxinas, productos tóxicos del metabolismo de las proteínas y todo lo que nosotros mismos cargamos.
La nutrición inadecuada, alcohol, malos hábitos: todo esto afecta el estado del hígado y conduce a diversas enfermedades.
La mayoría de las veces hay varias formas de insuficiencia hepática, degeneración grasa del hígado (una enfermedad que precede a la cirrosis) y varios tipos de hepatitis. Si todo ya está descuidado, no puedes prescindir de los medicamentos, pero puedes prevenir y aliviar la afección con la ayuda de un ejercicio del yoga.
En la medicina tradicional china, el hígado se considera «el comandante del ejército que elabora estrategias». Y esto se aplica no solo a nuestro cuerpo, sino también a la influencia del hígado en nuestra capacidad para planificar la vida.
Según la medicina china, el hígado es responsable del movimiento, distribución y circulación del qi por todo el cuerpo.
Estos son procesos interconectados: el hígado proporciona el movimiento de la energía y la energía, a su vez, mueve la sangre. En consecuencia, si la energía se estanca, entonces la sangre también se estanca. Debido a esto, pueden ocurrir varios problemas de salud: dolor en la espalda, el pecho y la parte inferior del abdomen. También puede afectar la menstruación en la mujer, hasta su ausencia.
Cómo se realiza la Halasa de forma correcta para reparar el hígado
En yoga, hay una asana que ayuda a resolver estos problemas. Esto se conoce como halasana o postura del arado. Ayuda a superar diversas formas de insuficiencia hepática. Hasta cierto punto, duplica la acción de los hepatoprotectores y también ayuda a restaurar el funcionamiento del hígado y la circulación de la energía qi en el cuerpo.
Para realizar este ejercicio correctamente, debes acostarte boca arriba, estirar los brazos a lo largo del cuerpo con las palmas hacia abajo, apretando las piernas. Esta es la posición inicial.
Todos los siguientes movimientos deben realizarse con extrema precaución y sin movimientos bruscos. Para comenzar, levanta las piernas rectas para que queden perpendiculares al piso.
Descansa sobre las palmas de las manos, levanta las piernas por encima de la cabeza y baja lentamente los dedos de los pies hasta el suelo. Mantén las piernas rectas.
Mantén esta posición durante unos minutos (puedes contar hasta 100). Luego regresa con cuidado a la posición inicial.
¿Qué sucede durante este ejercicio y por qué ayuda al hígado?
El volumen de la cavidad abdominal disminuye y la presión intrauterina aumenta. La compresión de las venas hepáticas aumenta y el flujo venoso cambia.
Cuando terminas el ejercicio, el flujo de sangre comienza con renovado vigor. Esto mejora la circulación sanguínea, acelera la actividad de las células del hígado y las reacciones bioquímicas. Y también la energía empieza a circular correctamente.