Por qué nos sentimos atraídos por quienes nos rechazan

Según la teoría del apego, la elección de pareja en la edad adulta está directamente relacionada con el vínculo afectivo que el niño crea con la persona de referencia que lo cuida desde su nacimiento.

Por qué nos sentimos atraídos tras el rechazo

La calidad de este vínculo emocional formará la base de las relaciones subsiguientes de una persona y de sus expectativas de si es digno de amor y atención.

Más concretamente, el cuidador de un niño ocupa el lugar principal en su vida y es el responsable de satisfacer sus necesidades básicas a nivel emocional, psicológico y biológico. Sin embargo, hay muchos casos en los que los padres no pueden cumplir este papel de manera significativa y esto puede tener consecuencias significativas en la vida del niño.

La educación y entorno familiar es la razón principal de este fenómeno

En particular, es posible que el cuidador no esté emocionalmente disponible y se sienta particularmente ansioso al criar al niño. Así, el niño en su vida adulta, es probable que se sienta atraído por personas frías, inaccesibles y emocionalmente inestables, reciclando las formas de su infancia que le resultan familiares y conocidas.

Precisamente por no recibir seguridad de su entorno familiar, es muy probable que tenga una gran necesidad de la aceptación y confirmación de sus semejantes. Esta necesidad lo empujará a una búsqueda perpetua de su autoestima por caminos equivocados.

A través de todo este esfuerzo, buscará la singularidad que nunca tuvo en su vida, en las personas y situaciones equivocadas. Cuando alguien más lo rechace, insistirá en ello porque en la infancia no recibió el amor que merecía y no hubo una sana conexión en el ámbito familiar.

Subconscientemente, irá constantemente a ganarse la aceptación de sus padres a través de su relación con las personas más inapropiadas. El niño, y luego el adulto, siempre alimentará en él la ilusión de que un día cosechará lo que le ha sido privado todos estos años.

El rechazo nos motiva a buscar aceptación

En conclusión, se ha demostrado que cuando existe un historial de rechazo del entorno familiar, automáticamente conectamos con personas que son más propensas a rechazarnos también, ya que es una situación familiar para nosotros y sin darnos cuenta buscamos escenarios similares. ¡Cada vez con la esperanza de que revertiremos el resultado y sentiremos que realmente vale la pena amarlo!

Según otra teoría, cuando experimentamos un rechazo o una condición que nosotros mismos percibimos como rechazo, entonces sentimos que se está cuestionando nuestra autoestima. Por lo tanto, debemos seguir tratando de obtener la confirmación que necesitamos para sentirnos competentes y aceptados. En consecuencia, insistimos en reclamar, no aceptando la conducta de rechazo.

Además, cuando alguien no está disponible y es difícil de conquistar, automáticamente su valor percibido aumenta y dentro de nosotros lo apreciamos más. Así, su indiferencia, combinada con la baja imagen que podamos tener de nosotros mismos, hace que el objeto de nuestro deseo sea aún más atractivo.

Finalmente, en las relaciones no recíprocas juega un papel importante la idealización, donde el otro es el perfecto para nosotros y perseguimos el escenario ideal, sin conocer realmente los elementos de su personalidad.