10 errores comunes que se cometen al cuidar un jardín de hierbas

Cuando se trata de jardinería, los jardines de hierba parecen ser únicos en su clase. Al haber una gran variedad de hierbas que se pueden plantar, algunas son más complicadas de cuidar que otras. Pero finalmente, tener un jardín de hierbas trae consigo muchos beneficios.

Errores al cuidar un jardín de hierbas

Errores comunes al cuidar un jardín de hierbas

Así que no hay razón para no empezar tu propio jardín de hierbas, especialmente después de haberte preparado con estos consejos y trucos que te ayudarán a evitar los 10 errores más comunes al cuidar tu jardín de hierbas.

1. Elegir plantas de hierbas poco saludables

Las posibilidades de que tu jardín de hierbas prospere se deciden cuando compras la planta. Lo mejor es buscar especímenes sanos, que tengan colores brillantes, mucho follaje y absolutamente ningún insecto o huevo en él. Encontrar un pulgón significa que hay muchos más que no podrás ver, todos esperando para invadir tus otras hierbas. 

No tengas simpatía por una hierba de aspecto enfermizo, a menos que tengas suficiente espacio para mantenerla en cuarentena fuera del área principal del jardín mientras reviertes los daños. Utilizar tu tiempo y esfuerzo para reparar un jardín de hierbas infestado es una pérdida de tiempo. Adelantate un paso y busca las hierbas más saludables que puedas comprar.

2. Plantar hierbas en un ambiente inadecuado

Es importante que sepas qué tipo de ambiente (soleado o con sombra, húmedo o seco) necesita tu hierba antes de ponerla en el suelo. ¿Planeas plantar un romero, una planta que ama el suelo seco y calcáreo, en un área húmeda y mojada? Si es así, tu romero morirá en aproximadamente dos semanas por la humedad. 

Si quieres plantar hierbas en un área sombreada, busca hierbas que no necesiten tanta luz solar. Las hierbas que aman el sol se volverán pálidas y débiles debido a que no recibirán suficiente luz solar a diario. Si no tienes un área demasiado soleada ni demasiado sombreada, considera plantar en macetas que se puedan transportar para conseguir una iluminación óptima. 

3. Podarlas con poca regularidad

Lo que hace que una hierba crezca rápida y prolijamente es la poda. Por supuesto, podar una hierba significa que en realidad estás cosechando las hojas y los tallos de gran sabor. Si no la podas, solamente crecerán algunos tallos de la planta y sus hojas envejecerán, se secarán y se caerán. Esto resultará en que la planta tenga tallos largos sin hojas.

Al podar también estarás permitiendo que la planta herbácea empiece y termine su ciclo de vida. Al cosechar regularmente, mantendrás la hierba en su etapa de crecimiento durante el mayor tiempo posible. Esto promueve el crecimiento del tallo y las hojas y evita la formación de flores. 

También mantiene la hierba produciendo durante un período de tiempo más largo. Tus plantas herbáceas tendrán un mejor aspecto y serán más saludables si las podas en un horario regular.

4. Plantación incorrecta o en exceso

Muchas veces sucede que uno compra más hierbas de las que puede cultivar en un área. Cuando compres tus plantas de hierbas, lee las etiquetas de las plantas que vienen con cada maceta. Y presta mucha atención a la altura y el ancho de la planta completamente desarrolladas. Siempre tienes la opción de plantar una planta anual de crecimiento rápido entre las hierbas si no te gusta el aspecto del mantillo.

Siempre es mejor trasplantar que poner las hierbas demasiado juntas desde el principio. Plantar de más no solo es una pérdida de dinero, sino que tampoco permite que tus hierbas desarrollen un sistema de raíces saludable. Uno que las ayudará a sobrevivir el invierno y expandirse la siguiente temporada de crecimiento.

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5. Dejar que las flores se conviertan en semillas

Las plantas de hierbas crecen hermosas flores. Aunque muchas tienen flores comestibles, no es la mejor idea permitir que la hierba florezca al principio de la temporada de crecimiento. Una vez que una planta florece, esta es la señal de que su ciclo de vida está a punto de terminar. Tu hierba crece una flor, luego una semilla, luego muere por la temporada.

Por lo tanto, lo mejor es evitar que se formen flores en primer lugar. Cuando veas una flor empezando a formarse, simplemente retira el pimpollo. Si te topas con que la hierba es persistente, corta por debajo de la flor o incluso todo el tallo si es necesario.

6. Rociar productos químicos en las hierbas

Si estás acostumbrado a recurrir a cajas y botellas de productos cuando te enfrentas a la fertilización y al control de insectos, es mejor que empieces a pensarlo dos veces. Las hierbas, que a menudo se enjuagan y se usan frescas, nunca deben exponerse a ningún tratamiento que pueda ser potencialmente peligroso o tóxico si se ingiere.

Incluso si un producto es seguro de aplicar cerca de personas y mascotas, también asegúrate de buscar las palabras «seguro para comestibles». Hay muchas formas de adelantarse a los problemas que pueden necesitar el uso de productos químicos. Como desyerbar las plantas con regularidad, vigilar de cerca tus hierbas para detectar el ataque de insectos y fertilizar con un producto natural como el té de compost.

7. Pasar por alto los pequeños detalles

Es importante observar de cerca los jardines de hierbas. Saber cómo se ve la planta mientras está sana permitirá que el jardinero note un problema cuando ocurre por primera vez. 

Estate atento a las hojas y tallos dañados, y la alteración de la tierra alrededor de tus hierbas. Si descubres que sus hojas y tallos comienzan a desvanecerse, ponerse marrones o rizarse, habrás detectado el problema lo suficientemente temprano como para poder salvar la planta.

8. Regar incorrectamente el jardín de hierbas

Las necesidades de las hierbas son mínimas. Aunque son fáciles de cuidar, te proporcionarán frescura en abundancia durante toda la temporada pero requerirán un programa de riego adecuado para mantenerse libres de estrés.

Riega tus hierbas temprano en la mañana si es posible. De esta manera el agua penetrará más en el suelo, y evitará que la evaporación sea un problema. Siempre riega la tierra alrededor de la hierba, nunca sobre las hojas. Hacer esto promueve el moho y las enfermedades.

Un buen mantillo también es imprescindible para tus hierbas. El mantillo mantiene la humedad en el suelo y puede extender el tiempo entre riegos. Sin embargo, no apliques mantillo junto al tallo de una hierba. Con esto podrás estar invitando a insectos y otros invasores a hacer sus hogares.

9. Falta de protección

Aunque las hierbas son notoriamente resistentes a la infestación de insectos y a las enfermedades, aún así, estas situaciones podrían ocurrir. En muchas ocasiones los jardineros de hierbas tienen miedo de usar cualquier medio para proteger sus plantas, pero no tiene por qué ser así. 

Hay muchas maneras orgánicas y caseras de proteger a las plantas comestibles como las hierbas. La jardinería orgánica tiene lugar incluso antes de que la planta esté en su lugar. Los insectos beneficiosos y la buena tierra trabajan juntos para que puedas tener un jardín de hierbas libre de químicos.

10. Olvidar el fertilizante para el jardín de hierbas

Una vez que hayas plantado y crecido las hierbas, es importante asegurar que sigan creciendo bien con el uso de un fertilizante ligero. Aplicar un té de compost una vez a la semana es muy bueno para estimularlas. 

Las hierbas se cosechan varias veces durante la temporada de crecimiento. Esto significa que necesitarán energía adicional para mantenerse en su ciclo de crecimiento durante un período prolongado. Al aplicar el té de compost, riega la tierra y no las hojas. Esto es más saludable para la planta y así evitarás cualquier contaminación de las hojas comestibles.

Con estos consejos ya sabrás que errores deberás evitar al cuidar un jardín de hierbas y conseguir que sea más productivo.