El orgullo es una emoción con una notable característica que la diferencia del resto: Es buena o mala dependiendo del contexto o de la intensidad. Es decir, posee un lado bastante positivo y otro muy negativo para el individuo.
En el buen sentido, el orgullo viene dado por una autovaloración positiva del ser en sí mismo y ésta es una condición positiva y normal. Por otra parte, en la forma negativa del orgullo se presenta en una elevada estimación o amor propio en la que la persona pierde toda capacidad de contacto y empatía con sus semejantes.
El orgullo y la autoestima
El orgullo se relaciona con la autoestima en cuanto es una emoción asociada con un sentimiento de amor propio y de autovaloración.
Una persona con una buena autoestima puede sentirse orgullosa de sus logros, de todas las metas que ha alcanzado a través del estudio, la dedicación, la disciplina, el trabajo, el esfuerzo y la constancia. En éste punto, el orgullo es una cualidad positiva.
Además podemos sentirnos orgullosos por los logros de otras personas y manifestar de forma abierta la manera en la que nos sentimos por las metas alcanzadas. De igual forma, los habitantes de un país, en muchos casos, sienten un orgullo nacional por haber nacido en ésa tierra. Con el mismo sentimiento se identifican los individuos que pertenecen a grupos deportivos, religiosos o sociales tras alcanzar alguna meta exitosa.
Los comportamientos anteriormente descritos son considerados positivos y asociados con la autoestima siempre y cuando no sean utilizados como una herramienta de ataque en contra de otras personas. En estos casos, el orgullo adquiere características negativas y es generador de una serie de conflictos en todas las áreas de nuestra vida.
El orgulloso pasa la vida inmersa en un conflicto eterno con todas las personas porque él posee una autoconcepción sobre sí mismo de superioridad.
Conflictos generados por el orgullo
Los principales conflictos que se generan a raíz de un orgullo exacerbado son:
Imposibilidad de establecer relaciones sanas
Desde su posición es incapaz de entablar vínculos sanos con cualquiera de sus semejantes en vista de que su principal defecto es la arrogancia, la cual le impide relacionarse desde la igualdad.
En cualquier relación humana, es imprescindible que haya igualdad entre sus miembros para que exista la posibilidad de acuerdos, negociaciones y justicia en la que cada persona pueda experimentar el mismo grado de bienestar y crecimiento.
El arrogante, por sentirse superior al otro, establecerá una relación con una dinámica conflictiva caracterizada por continuas descalificaciones, irrespeto y violencia verbal. De hecho, es imposible para estas personas relacionarse con otros de manera normal ya que no las consideran como sus iguales y esto supone que de ninguna manera habrá una apertura a la creación y establecimiento de vínculos.
Carencia de empatía
Dada su actitud continua de autoritarismo, carece de la habilidad para establecer empatía con otras personas, es incapaz de concebir a otros individuos como merecedores de respeto y considerarlos por su propia condición de humanos. Es un individuo completamente intolerante y no acepta las diferencias.
La energía de ésta persona gira sólo en un sentido, para sí mismo. El resto de las personas son asumidas como equivocadas y con poco valor desde su óptica. La única persona importante en su mundo es el mismo.
Su relación con las demás personas se basa en los abusos continuos, las muestras de enfado y las críticas constantes. Sólo desde este punto se relaciona con otros individuos. No es capaz de colocarse en los zapatos del otro ni por un instante o de preocuparse por los sentimientos que genera tras sus continuos ataques.
Son intolerantes a las críticas
Su postura rígida ante cualquier tipo de crítica les ubica en una posición bastante cuesta arriba para forjar relaciones amorosas, familiares o laborales. Se resisten abiertamente a cualquier tipo de cambio que les sea planteado y descalifican cualquier crítica.
Este particular modo de conducirse en la sociedad cierra cualquier posibilidad de integrar equipos de trabajo y de aceptación en general. A nivel laboral, ocasionan grandes conflictos dentro de las organizaciones y afectan el clima laboral puesto que no son capaces de integrarse.
Al no poseer cualidades propias de liderazgo, si se les otorga la posición de jefes, la ejercerán desde el autoritarismo.
Fijan competencias insanas
Por sus características, suelen ser personas con un sentido de competitividad exacerbada, la cual dirigen de forma negativa hacia las demás personas. Son competidores atroces y desleales, buscan demostrar en todo momento su superioridad.
No se esfuerzan por mejorar o crecer como seres humanos porque la estimación excesiva que sienten hacia sí mismos les ubican en un nivel superior que les imposibilita la autorreflexión y el reconocimiento de sus errores.
Carecen de humildad
El elevado nivel en el que se auto-asignaron estas personas les impiden colocar los pies sobre la tierra y ver la vida de forma objetiva. Por el contrario, se alejan de la humanidad y se creen una especie de semidioses.
La persona en extremo orgullosa carecerá de la capacidad de reconocimiento de que es una persona integrada por virtudes, fortalezas, debilidades y defectos. Ellos pueden llegar a sentirse como los portadores de la verdad absoluta, experimentando sentimientos de víctimas al sentirse incomprendidos.
Al soberbio le costará reconocer que se equivoca y se escudará tras cientos de excusas para justificar su error porque el a sí mismo no se concibe el permiso para fallar. En su castillo amurallado particular, sólo los débiles cometen errores y el fuerte jamás se los debe permitir.
Su falta de conexión con la humildad le ubica en una posición de desventaja frente a los otros en la medida en que su incapacidad de rectificación y su negación continua a la adquisición de nuevas estrategias o aprendizajes le distancia del crecimiento a todo nivel.
A nivel sentimental, la persona con orgullo exacerbado sufre enormemente así no lo demuestre ya que logra alejar a las personas que en algún momento tengan la intención de formar parte de su vida por sus actitudes negativas, de desprecio y descalificación.