Problemas en la piel que se presentan en la menopausia

En diversos periodos definidos, la mujer atraviesa una serie de fenómenos fisiológicos que definen distintas etapas cruciales en su vida, como el desarrollo con la pubertad, el climaterio y la menopausia con el término de la edad reproductiva, que generan profundos cambios, tanto en el aspecto emocional como físico (incluyendo la aparición de problemas en la piel).

Mujer con problemas en la piel a causa de la menopausia

La menopausia

Es un proceso fisiológico y biológico que se define en líneas generales como el término permanente del ciclo ovárico y menstrual, ocurriendo en mujeres en edades comprendidas entre los 40 a 55 años (con un pequeño porcentaje que se podría presentar previo a los 40 años pero usualmente secundario a patologías endocrinas e inmunológicas, además de cirugías donde se retiren los ovarios), tiempo que dependerá de una serie de factores ambientales, personales y genéticos, principalmente para que ocurra en determinado momento previo a un periodo de adaptación conocido como climaterio.

Fruto de los cambios hormonales, los signos del envejecimiento, son especialmente visibles a nivel de la piel, sobre todo en lugares donde se recibe mayor luz solar, tales como el dorso de las manos y el rostro, que determina un aspecto no solo físico, sino también anímico y emocional de la paciente dependiendo del tipo de personalidad y cómo se afronten los problemas de la piel.

¿Por qué ocurren estos cambios con la menopausia?

Desde que empiezan los primeros síntomas de la menopausia, la reducción paulatina de estrógenos a niveles bajos con respecto a lo que representaba en la vida reproductiva genera también un descenso en la formación de colágeno y de tejido conectivo que igualmente van a producir consecuencias e impacto directo en la piel, provocando su envejecimiento progresivo.

La acción de los estrógenos condiciona un mayor grosor de la piel y mantiene la elasticidad y humedad necesaria para mantenerse lozana durante la juventud, por lo que, con el deterioro progresivo hasta la llegada de la menopausia comienzan a hacerse visibles los problemas de la piel. 

Los estrógenos, que controlan el funcionamiento de los melanocitos (células encargadas del tono de la piel) disminuyen, perdiendo el control sobre la melanina y provocando la aparición de manchas de la edad (lentigos seniles). Otro problema de la piel, es la tendencia a ser más gruesa y a formar grietas en las palmas y plantas.

Si bien es cierto que los antecedentes personales (estilo y hábitos de vida) y familiares (genética) juegan un papel importante en cuanto a mantenerse saludable y rozagante durante mayor tiempo, dependiendo de la persona, finalmente serán visibles los cambios relacionados con la menopausia.

Problemas en la piel una vez alcanzada la menopausia:

  1. Mayor fragilidad: La piel adelgaza y, al perder elasticidad, se lesiona más fácilmente.
  2. Arrugas más profundas y numerosas: las fibras de elastina y colágeno se degradan y la piel se descuelga, generando mayor flacidez y la aparición de arrugas.
  3. Deterioro de la capacidad de cicatrización.
  4. Pérdida de hidratación: La hidratación cutánea disminuye, por efecto fisiológico aunado a la exposición a rayos solares, tornándose más seca y rugosa.
  5. Manchas pigmentadas que se acentúan en las zonas expuestas al sol: Los melanocitos son menos eficaces en su función de protección de la piel y se ubican de manera irregular por la piel, formando manchas pardas debido a la acumulación en ciertos lugares de estas células con pigmentos, con predominio del dorso de las manos y cara.  
  6. Alopecia: es la pérdida progresiva de cabello y/o vello. El folículo piloso se deteriora y genera que el ciclo de crecimiento se reduzca y se enlentezca, por lo que el cabello cada vez es más delgado y corto, dando lugar posteriormente a la caída progresiva del cabello.
  7. Telangiectasias o várices: La menopausia favorece la aparición de dilataciones vasculares, con predominio de miembros inferiores.
  8. Redistribución de la grasa. Evidenciándose piel de durazno en abdomen y miembros inferiores.

Prevención

Existen estudios que avalan el uso de la terapia hormonal sustitutiva por los efectos positivos, en la reducción del riesgo de osteoporosis, manejo de los síntomas vasovágales, resequedad vaginal y una significativa mejoría en la tasa de colágeno y en el retraso de la presencia arrugas.

Sin embargo, existen también riesgos asociados y no solo relacionados con daños en la piel, como los nevus, el melasma o paño, sino además riesgos de patologías tromboembólicas o de cáncer de mama dependiendo del paciente y sus antecedentes por supuesto, por lo que no es una terapia para todas por igual.

Algunos tratamientos tópicos con estrógenos locales o cremas con ácido retinoico y el ácido glicólico aumentan también la tasa de colágeno cutáneo. Igualmente, es importante tener una vida sana, con hábitos de ejercicio y comida balanceada, consumo adecuado de líquidos (agua), evitando contaminantes como el humo de cigarrillo, la sobreexposición al sol, etc.